La vida corre sin apuro alguno mientras me encuentro en la rutina diaria, no hay remordimiento, el temor se aleja. La vida continua correctamente siempre y cuando no baje el ritmo de mis acciones, pues en el momento que me detengo a pensar el porqué de mi esfuerzo, todo cae a la nada. No sé si alguien más se haya planteado el hecho de que cuando dejamos a un lado lo común y nos preguntamos ¿por qué hago lo que hago? la vida misma nos empuja a hacer todo lo que hacemos, nuestras acciones son una serie de estándares que creemos debemos cumplir para poder "ser".
Nacemos por coincidencia y nos otorgan un nombre para tener una identidad, pues no podríamos rondar por el mundo llamándonos `humano 6´564,982,172´. Con un nombre tenemos derecho a ponerle nuestro nombre a las cosas para ser su dueño, puesto que no nacemos con más cosas que nuestro propio cuerpo. Debemos de hacernos de dinero, de un lugar donde vivir, de cosas que demuestren que somos valiosos, de amigos y personas que ya no solo existen alrededor de nosotros, ahora tienen un título que nos hace creer que somos dueños parciales de ellos.
Una vez que tenemos algo con lo cual poder vivir nos damos cuenta de que nos observan, de que nos critican, de que pueden pensar que no somos nada. A nadie le gusta ser nada, entonces debemos de ser algo para los demás. Debemos de estudiar para demostrar que somos algo, debemos de seguir patrones, debemos de aparentar, debemos de consumir, debemos de demostrarnos que estamos vivos para los demás.
Algún día llegaremos a ser alguien para los demás, pero nos daremos cuenta de que no sabemos que nos rodea, así que seremos autodidactas del mundo y trataremos de entender porque hemos hecho todas esas cosas a lo largo de nuestra vida. Quizá choquemos contra un muro de concreto al vivir en la ciudad, tal vez contra un suelo lleno de césped a la mitad del campo, inclusive algunos llegaremos a chocar contra nuestra tumba justo antes de morir. Y al final del día nos preguntaremos nuevamente ¿porqué estoy en este mundo?
En esos momentos que me detengo y me hago esa pregunta, un inmenso mar de dudas me rodea y busco una salida para encontrar significados a la vida. Mientras más tiempo paso en ese lapso de duda, más preguntas me vienen a la cabeza. Y me lleno de respuestas que debo olvidar al siguiente día para poder regresar a la rutina y vivir "cómodamente".
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