sábado, 7 de junio de 2014

Pensamientos 5.0

Lo he pensado poco, pero con  una idea que quema la mente es suficiente para creer que vale la pena discutirlo. No soy un creyente de la religión, mucho menos de sus representantes, así que de antemano les puedo decir que no hablamos de fe. Declarado esto, me gustaría hablar de lo único que puede hacer sentir vivo o muerto a nuestro cuerpo, no sé cómo llamarlo, así que diré que es el alma.

No se ustedes, pero existe algo dentro mío que es más poderoso que cuerpo y mente misma, algo que no puedo tocar y aún así me hace sentir diferente a cada momento. Esa fuerza invisible es la única cosa que me puede hacer explotar de alegría y hacerme sentir que escapo de mi cuerpo, pero en otros momentos puede tirarme de la tristeza a una cama y hacerme sentir que mi cuerpo es una prisión. Esa fuerza es mi alma, no encuentro otro modo de describirlo, sé que es ella.

El alma es la única cosa que puede recordarme las más gratas y las más tristes experiencias. La mente puede recordarme un sin número de imágenes, pero aquello que me recuerda el olor, la sensación, los escalofríos y la respiración de esas imágenes es algo más profundo que recuerdos. Pero con el tiempo las experiencias se van convirtiendo en algo menos grato y emocionante, nuestra mente madura y hace todo menos interesante, el alma se ensucia y comienza a despreciar la vida misma.

Nos lanzan al mundo como el más pequeño de los humanos, pero nuestra mente es tan pura que llegamos con la más grande de las almas. Desde que nacemos cada cosa que hacemos nos lleva a la más grande de las sonrisas, la más pequeña experiencia hace que nuestro cuerpo se llene de escalofríos por la emoción. Las cosas son hermosas y sorprendentes en todo momento, pero llegamos a un punto en que nos convertimos en una pequeña promesa. Mientras más tiempo pasa en nuestras vidas más grandes son las expectativas de todo lo que hacemos, desde la habilidad mental en la escuela, la agilidad en nuestros cuerpos, la velocidad de responder ante los problemas y la seguridad de que llegaremos a ser personas importantes en algún punto de nuestra juventud. Debemos de madurar más rápido y hacer más lógico a nuestro cerebro, pero nuestra alma se va haciendo más pequeña y nadie nos enseña a convertirla en una habilidad.

Hoy en día puedo ver mi alma y decirles que no es lo que solía ser, en momentos llego a creer que está enferma y no he encontrado solución algo para rejuvenecerla. Las cosas se han convertido en una prueba mental puesto que le busco la lógica a todo lo que se me atraviesa, las experiencias no son tan gratas porque  ya las he vivido o porque tengo recuerdos que son mejores al momento presente, así que todo se ha convertido en algo sistemático, una simple rutina.

Si pudiera volver a tener un alma de niño no lo pensaría dos veces, las cosas serían tan hermosas que no le pondría peros a la vida. Varios de ustedes pueden creer que todo lo que he escrito es una broma o simplemente una serie de pensamientos nacidos a partir de la idea de la "tristeza", pero hay un recuerdo que me hace saber que lo que he dicho es verdad.

Tenía unos cinco años de edad, me encontraba en mi antigua casa junto a mi pequeño hermano que estaba durmiendo en la cama; estaba muy aburrido y no sabía qué hacer, simplemente camine al rededor de la casa buscando algo. Pasé por la sala y la televisión no me llamó la atención, la recámara de mis padres parecía grande y oscura, la recámara de mi hermana cerrada como de costumbre, el patio vacío y sin césped, la cocina con trastes sucios y un poco de música de la radio; mi búsqueda no dio resultados, seguía realmente aburrido. Me sentía realmente solo al regresar a mi recámara, no quería nada, no sabía que hacer, así que subí a la cuna de mi hermano para saber que se sentía. Y eso fue todo, me quedé tirado en ella mirando al infinito. Una sensación de comezón comenzo en mi mano, la estire para observarla y quede hipnotizado ante las figuras que formaban mi piel, quería saber un sin número de cosas: ¿porqué tengo arrugas?, ¿quién hizo que fueran así?, ¿porqué cuando cierro mi puño tratan de esconderse las arrugas?, ¿porqué todas son únicas y nacen en lugares diferentes?, ¿cómo se que esta mano es mía si no la veo conectarse a mi cuerpo?, ¿porqué hace todo movimiento que quiera sin tener que pedirle que lo haga?, ¿podrá saber que estoy pensando?

Y eso fue todo, me paralice mirándola por minutos antes de quedarme dormido y despertar completamente feliz sin recordar la razón por la cual me encontraba aburrido. Esa sensación de emoción y alegría son las cosas que quiero que mi alma recupere, son las cosas que vemos en los niños que gritan de emoción al ver un perro ladrar, es la sensación que recuerdo al escuchar una emocionante pieza musical o al escuchar el sonido de un cigarrillo al quemar su tabaco. El alma es la más grande de las herramientas para ser feliz, pero la más pequeña de las preocupaciones en un mundo lleno de responsabilidades y presiones.

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